domingo, 31 de agosto de 2014

Podemos


A los "Hijos del trueno"
 

Os escribo a vosotros, queridos Santiago y San Juan, hijos de Zebedeo, a los que el Señor llamó "hijos del trueno" tal vez porque no teníais muy buen carácter. Vosotros fuisteis los primeros en convertir en grito de victoria la palabra "podemos", tan de moda en estos tiempos. Es de justicia reconocerlo ahora que os salen plagiarios por todas las esquinas.
Primero fue el Senador Norteamericano Barack Obama, a la sazón candidato a la presidencia de los Estados Unidos, quien se la apropió como eslogan para su campaña electoral. Yes, we can! gritaban —en inglés, of course— sus partidarios. Creo que hasta hicieron una canción que corrió como la pólvora, y me dicen que ganó una pasta.
Ahora en España el vocablo en cuestión ha vuelto a aparecer como marca registrada para un partido de corte radical. Imagino que su líder no os habrá pagado royalties. Lo más probable es que ni siquiera os conozca. Apostaría un dólar a que lo tomó directamente de los americanos. Aquí es la costumbre.
Claro que entre el "podemos" vuestro y el del político español hay algunas diferencias relevantes. Éste supone que "podrá" vencer, no sé si en las urnas o en la calle, y que conquistará el poder para modelar la sociedad a gusto. Tú y tu hermano gritasteis "podemos" para que quedara claro que estabais dispuestos, no a ganar, sino a morir con Cristo con tal de no separaros de él. Vuestro amigo Mateo, que estaba allí, presenció la escena y lo cuenta en su Evangelio con todo detalle.
Resulta que vuestra madre, Salomé, incitada por vosotros mismos, se acercó un día a Jesús y se postró en tierra para hacerle una petición.
—¿Qué deseas? —le preguntó el Señor—.
—Haz que estos dos hijos míos  se sienten en tu Reino uno a tu derecha y otro a tu izquierda.
¿Ambiciones políticas? tal vez, y quizá una miaja de vanidad; pero no era sólo eso. Queríais, sobre todo, estar siempre junto a Jesús y correr su misma suerte. Por eso el Señor levantó la vista y se dirigió a vosotros: 
—No sabéis lo que pedís.
En efecto, no tenías ni idea del lío en que os estabais metiendo.
—¿Podréis beber el cáliz que yo he de beber y ser bautizados con el bautismo que yo he de recibir?
Jesús hablaba de un cáliz y un bautismo de muerte. Os explicó que su victoria pasaría por la cruz: ése era su cáliz, su "trago" amargo y su bautismo de sangre.
Lo entendisteis bien, pero no dudasteis ni un segundo. En aquella ocasión los hijos del trueno tronasteis al unísono:
—¡Podemos!
Ya veis, queridos Santiago y Juan; mientras algunos políticos sueñan con triunfar en este mundo y se jalean a sí mismos con gritos para una victoria que quizá no llegue jamás, vosotros apostasteis por lo que otros consideran una derrota total; por la cruz y la muerte. Cualquier diría que fue un mal negocio, pero el eco de vuestro grito ha llegado a todos los rincones del mundo y a todas las épocas.
Pocos años después, Herodes Antipas te cortó el cuello, querido Santiago, por motivos estrictamente democráticos; según San Lucas, porque "agradaba a los judíos". Aquello fue el comienzo. Desde entonces millones de hombres, mujeres y niños han bebido el cáliz amargo de la Cruz y han recibido idéntico bautismo de sangre. Son los mártires.
En este preciso momento, mientras termino de escribir en el ordenador, sentado cómodamente en mi despacho, hay cientos de miles de cristianos perseguidos y sacrificados por negarse a abandonar su fe. Es un río de sangre caliente como nunca la ha habido en la historia que fecundará la tierra y anegará a "los sembradores impuros del odio". ¿Quién podrá vencer a ese magnífico ejército de héroes?
Ellos se unen a vuestro grito: ¡Podemos!
—¡Hemos podido morir con Cristo! Hemos triunfado en la Cruz. No tengáis miedo.
  

sábado, 30 de agosto de 2014

Tres días solo



Ayer por la mañana terminé el curso que he atendido en Arona, y mis alumnas  se marcharon al mediodía. Yo aún me quedaré una semana en esta tierra. De momento estoy solo en la casa de Los Roques a la espera de que llegue mañana mismo una veintena de supernumerarios de la Obra con los que conviviré hasta el próximo sábado.
¿Y qué puede hacer un cura solo en un pueblo como éste? Sustituir al párroco, claro. Don Emiliano se ha mostrado encantado de que le expropie provisionalmente la parroquia y le permita ocuparse de Vilaflor, que está en plenas fiestas de San Agustín, y de algunas iglesias más.
Ayer apretó el calor, pero al anochecer se levantó una brisa fresca que invitaba a pasear. En "El jardín canario" me esperaba Helen —hablé de ella el año pasado—, que es la dueña y señora del bar, y parece muy recuperada de la enfermedad que la ha tenido apartada del trabajo.
—Aún tienen que operarme de la cadera —me dice compungida—.
No es nada importante, pero le asusta el quirófano como a todos los que tienen buena salud.
En la barra, don Ramón tomaba su whisky de cada noche con aire taciturno.
—¿Cuánto le cobras?
—Un euro y medio.
Helen lo tiene bien calculado: divide el precio de la botella por el número de vasos de whiskies que contiene y…
—…euro y medio exactamente.
—…pero tendrás que cobrar el servicio, el desgaste de la barra, la conversación con don Ramón, la tele…
Se reía la escocesa con mis cálculos. Y eso que los de su tierra tienen fama de tacaños.
En la puerta del bar, me puso al día de las últimas novedades. Y me dio recuerdos para Goyo, que pasó por aquí hace unos meses.
Quedamos citados para el domingo en la iglesia. 
 

"Mi" parroquia de San Antonio Abad 

Las historias de don Fernando

Termina el mes de agosto y ya siento los primeros síntomas del síndrome post-vacacional. ¿Seré capaz de retomar el mando del globo? Por si acaso, demos la palabra una vez más a Don Fernando el Sabio, que me envía estas sentencias de "Enseñanzas Zen".



  • No me sigas porque puedo no ser un guía seguro. No vayas delante de mí porque puedo no seguirte. No te pongas a mi lado porque el camino es estrecho. En fin, déjame en paz. 
  •  Nunca olvides que eres único: o sea, como todos.
  • Si piensas que a nadie le importa si estás vivo o muerto, retrasa un par de pagos y verás.
  • Antes de criticar a alguien camina una legua en sus zapatos. De esta forma cuando lo critiques estarás a una legua de distancia y tendrás sus zapatos.
  • Si no logras a hacer las cosas a la primera, no hagas paracaidismo.
  • Algunos días tú eres el perro, otros días tú eres el árbol.
  •  Nacemos desnudos, mojados, hambrientos y nos pegan en el trasero. A partir de ese momento las cosas se ponen peor.
  • Nunca, bajo ninguna circunstancia, se te ocurra tomar un somnífero y un laxante al mismo tiempo.

jueves, 28 de agosto de 2014

Ha fallecido José Antonio Vidal-Quadras




Necesitaría llenar muchas pantallas del ordenador para explicar a los globeros quién fue José Antonio Vidal-Quadras. Ayer al mediodía se nos fue al Cielo y yo ya he empezado a pedirle favores; me los conseguirá, seguro, porque, además de ser un gran periodista y un fiel amigo de sus amigos, siempre me ayudó en todo; desde aquel 23 de noviembre de 1958 en que me animó a dar "un paso al frente". 
¿Te acuerdas José Antonio?
Aquí tenéis su semblanza y la noticia de su fallecimiento.

martes, 26 de agosto de 2014

En busca del Paraíso (capítulo I)

Samia Cyntia es una chica de Camerún que un día decidió buscar su Paraíso en Europa. Nos lo irá contando poco a poco, en unos vídeos muy breves, que me envía desde Asturias Juan José Panizo.
Éste es el primer capítulo.

Esos tus ojos misericordiosos


También yo, como mi amigo E.G-M, me atrevo a recomendar un libro ahora que agoniza agosto y viene el síndrome post-vacacional.
Rafael Gómez Pérez lo ha editado por ahora sólo en formato digital. Aquí lo tenéis, listo para ser descargado. Existe también una versión en formato e-book.
En efecto, es un libro de oraciones, pero se parece poco a los tradicionales devocionarios. El autor recoge, en latín y en castellano, las principales plegarias e himnos del cristianismo y los comenta con rigor y sencillez. A mí me ha conmovido.

domingo, 24 de agosto de 2014

Todos de los nuestros

Esta mañana, a las siete en punto, hora canaria, he recibido como siempre el artículo dominical de mi tocayo y amigo Enrique García-Máiquez. Hoy me sirve para la homilía.

James Foley, ruega por nosotros
La decapitación de James Foley ha levantado una ola de indignación en todo el mundo. Excepción hecha -hay que decirlo- del mundo musulmán, cuyas masivas manifestaciones de repulsa aún esperamos. Tras eso de las caricaturas, sabemos que ellos también saben manifestarse muy bien, si quieren. Que Occidente reaccione al horror resulta siempre positivo, y no pretendo criticar ninguna protesta, alarma social o disposición política a tomar medidas. (continúa aquí)

miércoles, 20 de agosto de 2014

El búho responde


—Dime, sapientísima ave de ojos pasmados, ¿para qué sirven las redes sociales?
—Elemental, querido Kloster; para estar muy cerca de los que están lejos y para estar muy lejos de los que están cerca.

Ha llegado el circo


lunes, 18 de agosto de 2014

Un secuestro anunciado

 Quique me ha autorizado a publicar esta foto, después de su primera intervención.

Este año he vuelto a ser secuestrado por la familia de Pilar. Un paréntesis para mi estancia en Arona, que agradezco especialmente.
En la casa de Pilar hay diez perros de razas variadas; una hermosa burra que se llama Pepa y está a la espera de parir un borrico o borrica; tres o cuatro perdices morunas, varias codornices y palomas blancas. Hay también unos conejos enormes que serán sacrificados pronto. Y gallinas ponedoras, tortugas de varios tamaños, canarios de monte, pardillos, dos o tres cabras de aspecto pacífico y qué sé yo; seguro que me olvido de algún bicho.
En la casa de Pilar y Santiago hay mucho más. Está Alicia, que ya ha cumplido 9 años y está cada año más guapa y sonriente. Giovanni, que tiene 14 y ya empieza a criar bigote, pero se resiste a meterle la maquinilla. José María, que volverá de la Península dentro de unos días, igual que Hiurma, su hermana.
Enrique merece este año un capítulo aparte. Me recibe sentado en un sofá con un par de muletas a la derecha, la pierna estirada y un aparatoso artefacto traumatológico clavado a la altura de la tibia.
Lo de la pierna no es una lesión deportiva, sino un disparo de pistola que le alcanzó el hueso y le obliga a permanecer de baja. Yo pienso que habría que darle una medalla. Resulta que hace unos meses un delincuente profesional asaltó un establecimiento cuando  Enrique se disponía a depositar el dinero que transportaba regularmente desde el banco.  Fue un golpe rápido y premeditado. La bala le rompió la tibia y le destrozó un montón de planes.
—Me dijo el médico que hasta fin de año me olvide.
Pronto le harán una segunda operación y tal vez le pongan una escayola, pero Enrique es un tipo duro y no se queja. Asegura que el pistolero caerá cualquier día:
—Es un mercenario. La policía lo tiene bien localizado.
Enseguida cambia de conversación. Dice que se está "bajando" al ordenador todas las temporadas de una conocida serie de televisión: "mentes criminales".
 
 
 
 


domingo, 17 de agosto de 2014

Sensación térmica


Después de preparar un par de meditaciones para los cursos de retiro que predicaré a partir de octubre y de escribir a los apóstoles Santiago y San Juan un correo electrónico de 3.200 caracteres para Mundo Cristiano, me pregunto qué más puedo hacer esta mañana.
Sigo en Arona, al sur de Tenerife, y aquí estaré hasta el 6 de septiembre, encerrado en un despacho del que apenas me muevo. Dentro de media hora, Pilar, Santiago y sus hijos vendrán a secuestrarme como el año pasado. Almorzaré en su casa y pasaré revista a la tropa; a los chicos y la pequeña granja de animales más o menos exóticos que se mueven por su chalet. Tendré que ponerme las gafas de sol y el sombrero Panamá para que no me riña la dermatóloga.
Luce el sol como todos los días, y la luz deslumbradora de esta isla se cuela por los rincones más inaccesibles.
He salido a dar un paseo y a escuchar a los paisanos. Me encanta la música y la letra de los que conversan en la plaza de la iglesia.
Una chiquilla de unos diez años se queja a su madre:
—Es que no puedo más de calor. ¿Me dejas ir a la piscina?
—No es calor. Es "sensación térmica" —responde la interpelada marcando mucho cada sílaba y pronunciando la ce al estilo peninsular—.
La televisión hace estragos, amigos. Regreso a mi cueva.


jueves, 14 de agosto de 2014

CANDELARIA

El calendario de nuestro país está repleto de fiestas marianas. Algunas tienen carácter general, se celebran en la toda Iglesia, pero la mayoría son locales; son advocaciones relacionadas con un país, una región o un pueblo. Muchas de estas fiestas se celebran dos veces al año: el día señalado por la liturgia y en julio o agosto, aprovechando las vacaciones civiles.
Eso ocurre con la Virgen de Candelaria, Patrona de estas islas. El día 2 de febrero tiene lugar la celebración litúrgica y, por supuesto, también los festejos populares en Tenerife, Perú, Argentina, Colombia, Bolivia, México, Venezuela y diez o doce países más. Sin embargo tengo la impresión de que la devoción a la Virgen se desborda, sobre todo, en la romería del 14 y 15 de agosto.
Mañana, si tengo un hueco, me acercaré a Candelaria como el año pasado. Entre tanto, os dejo con estos vídeos: el primero, de Tenerife; al segundo, de Puno, en Perú.


martes, 12 de agosto de 2014

Las historias de don Fernando


 Extraterrestres
Estaba intentando explicar a mis alumnos de 6º de primaria lo que los indios debieron sentir cuando se encontraron por primera vez con los conquistadores españoles.
—¿Qué pensarías tú si al abrir la puerta de tu casa te encontraras con un hombre muy raro, que hablara de una forma extraña y vistiera ropas super absurdas?
El chaval respondió.
Pensaría que es el novio de mi hermana.”


lunes, 11 de agosto de 2014

Los días de Arona

De pronto, anochece en Los Cristianos

En Arona los días vienen de dos en dos o de tres en tres, sin nada relevante que los distinga. Dicen que ha subido un grado la temperatura y esta noche hemos visto la luna más luminosa que otras veces. Eso es todo.
He vuelto a Los Cristianos, donde me esperaba mi amigo "para seguir platicando donde lo dejamos el año pasado". Los dos recordábamos con toda precisión en qué punto había quedado interrumpida nuestra charla. Por eso apenas hemos hablado de lo ocurrido en estos últimos 12 meses.
—Desde que te fuiste no he tenido una plática interesante con nadie —me dice—.
Mi amigo es mexicano, pero vive en esta isla desde hace algún tiempo. Dice que se siente prisionero del Océano que le rodea y que le gustaría volver a su patria, pero no le es posible.
—Antes de morir debo ir allá, aunque algunos no me quieran.
Mi amigo tiene problemas que no debo contar. Quizá pueda resolverlos poco a poco desde esta isla, en soledad, hablando con Dios.
—Yo madrugo con el sol todos los días, ¿sabes? Voy al Puerto y miro hacia Poniente. Por cierto, padre (de vez en cuando me llama así): ¿vio usted anoche las estrellas fugaces de San Lorenzo? Los supersticiosos dicen que hay que pensar un deseo. Yo no creo en estas cosas, pero por si acaso pido a Dios una segunda oportunidad.
Le recuerdo lo que dice el capítulo 21 del Apocalipsis: ecce nova facio omnia! "Yo hago nuevas todas las cosas"; la Gracia es capaz de renovarlo todo. Siempre es posible volver a empezar.
Regreso a casa a media tarde después de rezar el rosario con mi amigo. Por cierto, que he vuelto a equivocarme; hoy tocaban los misterios gozosos, pero hemos rezado los gloriosos como si todavía fuese domingo.  Y es que los días, en Arona, van de la mano y apenas se distinguen unos de otros.
 

viernes, 8 de agosto de 2014

Arona, 26 grados


...y si no escribo, ¿qué hago?
Después de mi primera clase sobre el Pecado original, salgo a dar un paseo por el Paraíso.
Arona es un pueblecito limpio, primoroso. No está claro si las calles son una prolongación de las casas o todo lo contrario. Yo, por si acaso, me restriego los zapatos en el felpudo antes de salir para no contaminar el exterior con el polvo teológico que desprenden.
A pocos metros hay un portón abierto, como un garaje convertido en cuarto de estar —o al revés—, que me invita a entrar. El interior está decorado con gusto. Hay un automóvil  enorme —un Mercedes— aparcado junto al tresillo azul. El televisor también es enorme y está encendido. A la derecha se encuentra la cama, donde duerme con estrépito un voluminoso personaje en traje de baño. Al verlo, procuro alejarme discretamente.
Estos días vivo en la calle de "Antonio Domínguez Alfonso", abogado y político de gran renombre, que nació en esta tierra a mediados del siglo XIX y fue diputado por Tenerife en 1879. Luego se fue a Manila y lo nombraron Gobernador de la Ciudad. Domínguez Alfonso volvió a España y falleció en Madrid, como casi todo el mundo, el día de los inocentes de 1916.
Todo esto parece poco importante, pero a uno le gusta saber por qué las calles y las plazas de los pueblos  se llaman como se llaman.
Arona es un balcón sobre el mar a mil metros de altura. Hay palmeras y árboles exóticos que uno no sabe identificar. También hay pájaros, como el cernícalo común que ha pasado esta mañana frente a mi puerta, y las gentes saludan siempre al cura con un delicioso acento pausado y solemne.
Helen, que el año pasado regentaba "El Jardín Canario" ha tenido que retirarse por enfermedad. Pasaré a verla un día de éstos después de saludar al Párroco, que se llama Emiliano.
Hoy no he hablado con nadie, salvo con una alpispa (lavandera cascadeña) que picoteaba en el parterre

lunes, 4 de agosto de 2014

En agosto cierro el quiosco

En agosto el globo pierde altura y entra en boxes. De vez en cuando escribiremos algo Kloster o yo más que nada para desentumecer los dedos en el teclado, pero no me comprometo a nada.
Ahora pienso que este mes viene lleno de fiestas marianas. No sé si seré capaz de pasarlas por alto sin dedicarles unas líneas, pero en todo caso seré breve.
Hoy, Fiesta de San Juan María Vianney —¡el Cura de Ars!— os pido que recéis por todos los sacerdotes de la Iglesia, desde el primero, nuestro Papa Francisco, hasta el último. Yo me uno especialmente al Prelado de la Obra, que anda por América Central hablando de Dios sin descanso a miles de personas que todas las clases. Desde allí nos ha enviado su carta de agosto, que podréis leer en esta página.
Yo parto hacia Tenerife el jueves. Envidiadme si queréis, pero lo cierto es que estaré encerrado en un despacho hasta que llegue septiembre.
—Tampoco te pases, colega. Alguna excursión  sí que haremos...
—Lo que tú digas, Kloster.


sábado, 2 de agosto de 2014

La huella

Termino el día con la impresión de que apenas he hecho nada, pero creo que no es verdad.
Por la mañana he llevado la comunión a un enfermo y hemos charlado de lo único importante: la vida eterna.
Luego he comido en Retamar con 80 universitarios de la Obra que aprovechan el verano para crecer hacia adentro. Estudian, trabajan, descansan y conviven. Había uno o dos polacos, dos finlandeses, un rumano..., así hasta nueve países. Me parece un milagro, y seguramente lo es.
En la tertulia les he hablado de San Josemaría Escrivá y de Don Álvaro. Los chavales me escuchaban sin parpadear.
De regreso a casa, he hecho la oración un poco avergonzado: sé que me ven como si yo mismo fuese una reliquia, la huella de dos grandes santos. Y me pregunto si seré capaz de conservar nítida y clara esa huella para transmitirla a los más jóvenes, o seguiré, como hasta ahora, haciendo el ridículo.
Luego, confieso a tres clientes inesperados, y, por la noche, ceno con David, mi sobrino. Quedamos en continuar la conversación el próximo miércoles antes de embarcar hacia Tenerife.
Hoy no hace calor. El verano se ha compadecido de nosotros.