miércoles, 31 de marzo de 2010

De el diario de Caifás


Ha llegado el momento de acabar con el Galileo. Ayer vino a verme uno de sus discípulos, un tal Judas, que al parecer está dispuesto a entregárnoslo. Me dijo que durante un tiempo estuvo convencido de que Jesús era el Cristo, pero que había perdido la fe en él. Ahora piensa que el nazareno es sólo un charlatán.

Siempre me ha repugnado negociar con traidores, y Judas hiede, apesta a traición y a mentira. Soy el Sumo Sacerdote de Israel y no sé cómo pude aguantar tanta mezquindad. Le escuché un largo rato y contuve mis deseos de arrestarle a él por falsario antes incluso que a su maestro.

No, Jesús no es un charlatán; quizá es algo peor. Llegan noticias de todo Israel que hablan de ciegos que recobran la vista, de leprosos curados, de espíritus malignos que se le someten. Dijeron incluso que en Naim un joven volvió a la vida por su palabra. No quise creérmelo, pero ahora la locura ha llegado a las puertas de Jerusalén. Ya sabéis: Lázaro. Todo el mundo habla de ese Lázaro de Betania, del poderoso Lázaro, del amigo de los pobres y de los ricos, del que murió y fue enterrado con gran solemnidad. Yo mismo vi su cadáver embalsamado en lo más hondo del sepulcro.

Cuando me hablaron de resurrección, he hecho lo único razonable: negarla. Lázaro está en la tumba. Tiene que estar allí, porque si de verdad hubiese vuelto a la vida, todos estaríamos perdidos y no quiero plantearme esa posibilidad.

Incluso Nicodemo parece contagiado por la locura de ese hombre. Ayer mismo me dijo que estuvo con él una noche y que nadie había hablado como Jesús. Propone que le escuchemos sin hacer juicios precipitados.

—Puede ser el Mesías —añadió—, el heredero del trono de David. Al fin y al cabo, un día tendrá que llegar. ¿Por qué no ahora?

Me irritó la estupidez del anciano. Creo que le grité:

—¡Porque no! Porque en Galilea no hay profetas; porque no cumple la ley; porque desprecia el sábado; porque subleva a la plebe contra sus autoridades; porque si lo reconociéramos como rey, los romanos nos aplastarían y destruirían el Templo, el culto, todo. Quizá es eso lo que pretende el galileo.

—¿Y si a pesar de todo es el que esperamos?

Era sólo una pregunta retórica. Nicodemo me miró con tristeza e hizo ademán de retirarse. Entonces yo añadí:

—Hace unos días tu amigo el nazareno contó una parábola de ésas que tanto le gustan. Hablaba de unos viñadores arrendatarios de una viña que matan al hijo del dueño para quedársela en propiedad. Había allí un buen grupo de escribas y doctores de la ley y, al terminar, les señaló con el dedo y les acusó de ser ellos como esos asesinos. Les amenazó con quitarles el Reino de Dios y entregarlo a otro pueblo que dé más fruto. ¡A otro pueblo! ¿Comprendes, Nicodemo? El supuesto Mesías de Israel pretende arrebatarnos nuestro patrimonio más valioso y regalarlo a los gentiles.

Acababa de salir Nicodemo cuando se presentaron algunos empleados del Templo para decirme que Lázaro vive y ha celebrado un banquete en Betania con la presencia del Galileo.

—Bien. Daremos treinta monedas al canalla de Judas para que nos entregue a su Mesías y poder juzgarlo según nuestra ley. De todas formas nadie debe saberlo. Negaré haber negociado con esa basura.

—¿Y Lázaro?

—Detenedlo también. Lo lapidaremos como a un ladrón vulgar. Así morirá dos veces y ya veréis como no se le ocurre resucitar sin permiso del Sumo Sacerdote.

martes, 30 de marzo de 2010

Escupir sobre el Papa

Este microvídeo sólo dura diez segundos. Y sobran cinco. Creo que a estas alturas todos saben de qué estamos hablando.

No volveremos sobre el tema, a no ser que no haya más remedio. A.S.


Del diario de María Magdalena

El Beso

María
me ha pedido que la ayude a preparar la sala donde su hijo celebrará la Pascua dentro de dos días. Me lleva al lugar elegido y enseguida comenzamos a trabajar. Lo primero, limpiar el recinto, que es grande y agradable, pero necesitaba un buen repaso. Luego disponemos las jofainas para las purificaciones, las lámparas de aceite que darán luz a la estancia, los divanes, los manteles limpios y perfumados, las copas, las jarras para el vino y unos platos de colores recién salidos de las manos del alfarero que ha traído María.

Yo, como estoy muy contenta porque es la Pascua, no dejo de cantar ni un solo instante. En cambio Ella…

—¿Qué te ocurre, Señora?

—No me llames así. Sabes que somos amigas.

—Amigas, sí; y además tengo tu mismo nombre; pero a la Madre de mi Señor no puedo llamarla de otra forma.

María entonces toma mis manos entre las suyas y las besa.

—¿Por qué haces eso?

—Hoy estas manos han trabajado en algo muy grande. Los manteles, los platos…, todo esto será sagrado. Pronto lo entenderás. Ahora vamos a hacer el pan. ¿Me ayudas?

Con la harina blanca recién molida, las manos de mi Señora han comenzado a amasar la primera hogaza. Sin levadura, como establece la ley de Moisés, el pan se elabora deprisa y se comerá deprisa porque es la Pascua. Es el paso del Señor.

Antes de meterlo en el horno, María vuelve a sorprenderme en un gesto insólito: con sus manos blancas de harina, levanta el pan en alto y lo besa muy despacio. con ternura de madre. Luego me ha dicho:

—Bésalo tú también.

Sin preguntar nada, pongo mis labios en el pan.

—Jesús se encontrará estos besos cuando llegue.

—…Cuando llegue, ¿dónde?

María sonríe con ese gesto de niña traviesa que a veces le sale de dentro, pero no me explica el sentido de sus palabras.

—Lo entenderás muy pronto.

lunes, 29 de marzo de 2010

Del diario de Lázaro

La tumba de Lázaro

Cuando pasen los siglos, nadie hablará de mí como discípulo de Jesús de Nazaret. Dirán solamente que fui su amigo. Me llamo Lázaro, tengo veintisiete años y acabo de volver. Cristo me ordenó que regresara del Sheol y en un segundo quedé libre de las ataduras de la muerte.

No voy a hablar ahora de ese milagro, que yo mismo no sabría explicar. Prefiero escribir solo unas líneas sobre mi amistad con Jesús. Pertenezco a una familia rica e influyente. Mis padres nos dejaron como herencia una gran hacienda llamada Betania en las afueras de Jerusalén y aquí vivimos, aún sin familia propia, mis dos hermanas y yo, que soy el más joven.

Al evocar ahora mi vida, me recuerdo siempre enfermo, con fiebres intermitentes que me dejaban postrado durante días e incluso meses. Marta y María me han cuidado como a un hijo pequeño. Nunca he sido el hombre fuerte de la casa. La mayoría de los médicos decían que moriría pronto, y, ya veis, no se equivocaron del todo.

Cuando Jesús vino por primera vez a Betania, Marta, lo recibió con todos los honores. Aún no lo conocíamos más que por el testimonio de algunos campesinos. Tal vez por eso Marta parecía tan nerviosa preparando lo necesario para él y sus acompañantes. Al parecer mi hermana mayor se enfadó un poco con María cuando vio que la pequeña se había quedado embobada a los pies del Señor, pero Jesús arregló el problema pidiendo que se sentaran las dos juntas para escucharle. Aquello era más importante.

Yo estaba en una habitación contigua, tumbado sobre un lecho especialmente construido para mí. Jesús vino a verme, me impuso las manos y me hizo una extraña pregunta:

—¿Quieres curarte?

—Llevo así muchos años —le respondí—. Sé que voy a morir.

—Esta enfermedad no es de muerte, sino de vida —me dijo entonces—. Aún la sufrirás algún tiempo, pero un día sanarás definitivamente.

Al atardecer, como me encontraba mejor, salimos a pasear entre los olivos y Jesús me habló de su muerte que tendría lugar en Jerusalén.

—Para entonces —me dijo— tú habrás recuperado del todo la salud, pero esa curación acelerará mi partida de este mundo.

Yo, que no entendía casi nada, le dejé hablar y desahogar su tristeza. Me habló de su Madre, María:

—Aún debe padecer mucho antes de recuperarme del todo.

De José, ya fallecido en Nazaret, que le enseñó el oficio de artesano.

—Fue siempre mi padre y señor, y lo seguirá siendo cuando nos volvamos a encontrar en la morada definitiva.

Era ya noche cerrada cuando me atreví a hacerle una pregunta:

—¿Por qué me cuentas todo esto?

Se le habían llenado los ojos de lágrimas mirando las luces de Jerusalén.

—El Hijo del hombre también necesita un amigo y un confidente en la tierra.

Hoy sé que Jesús está a punto de padecer en Jerusalén. Mi hermana, María, también lo sabe y ha preparado un perfume de nardo para derramarlo a sus pies cuando venga esta tarde a almorzar en mi casa. Tendremos muchos invitados; la mayoría sólo quieren ver si es cierto que Lázaro está vivo, que he recuperado el color y la fuerza que nunca tuve.

Desde que soy amigo del Señor, y sobre todo desde que salí del sepulcro, ya no necesito estar a su lado para conversar con él. Me habla siempre y yo le escucho. Por eso, mi alma, como la de Jesús, ahora está triste hasta la muerte. Deseo morir por segunda vez para acompañar a mi amigo hasta la casa del Padre.



domingo, 28 de marzo de 2010

El regreso de los supermicrovídeos

Algunas veces nos quedamos en la superficie de los sucesos y de las anécdotas. Los significados más interesantes, a menudo, se encuentran en el fondo de las cosas. Hemos encontrado un video que profundiza en uno de los episodios más interesantes y conocidos de la historia. Espero que os guste.


Os lo anuncié hace días, Alfonso Sanz ha incorporado sus supermicrovídeos a este globo. No ha podido rechazar la oferta que le hizo Kloster. Éste ha sido el primero.

Diario del borrico

Estaba yo tan contento en el establo. A mi madre le sorprendió que no protestara, como suelo hacerlo, cuando el amo llegó de madrugada para desatar a los demás borricos y sacarlos al campo.

—Aún eres muy joven, Canelo —solía decirme mientras me acariciaba el lomo con sus manazas ásperas y agrietadas—.

Pero aquella mañana no. Como digo, estaba feliz y me quedé inmóvil con los ojos cerrados para hacerme el dormido. Yo sabía ya que estaba a punto de estrenarme como borrico de carga, y sabía también que tendría otro dueño.

¿Que cómo lo sabía? Por el Ángel, naturalmente. Me lo había contado todo la noche anterior:

—Duerme bien, borrico, que mañana serás el trono de Jesús en Jerusalén.

Si el Ángel hubiese sabido algo de psicología asnal no me habría dado la noticia así. No pegué ojo en toda la noche. Ni siquiera los lametones de mi madre consiguieron hacerme conciliar el sueño. Sin embargo no me importó gran cosa: cuando se marcharon todos, me puse en pie, estiré las patas para desperezarme y aguardé a que llegaran los visitantes.

Eran dos. El más alto lucía una barba rojiza, recia como las crines de un caballo alazán. El otro, moreno como yo mismo, fue el que comenzó a desatarme sin decir palabra.

—¿Por qué desatáis al borrico?

Me sobresalté al oír la voz de mi amo.

—El Señor lo necesita —respondió uno de ellos—.

El sol estaba ya en lo alto cuando salimos hacia Betania. Jesús me recibió sonriente, y cuando empezaron a vestirme con mantas de colores como si fuéramos de boda, me agarró suavemente de las orejas y me dijo al oído:

—Tienes dos buenas antenas, borrico. Mantenlas bien erguidas para que escuchen sólo mi voz.

Mientras subíamos hacia Jerusalén, el sendero se llenó de canciones y de flores blancas, rojas y violetas. Los niños gritaban de entusiasmo y las mujeres alfombraron el camino para recibir al Rey. Los apóstoles estaban felices. Algunos también cantaban y yo me puse tan contento que rebuzné un poco a destiempo, levanté la cabeza demasiado, dejé de mirar por dónde pisaba y tropecé en la rama de un árbol caído.

Yo creo que fue un milagro, aunque nadie se diera cuenta. Por un momento troté como volando, sin tocar el suelo y el Señor evitó la catástrofe. Jesús entonces me habló de nuevo al oído:

—No te entusiasmes tanto, que la música y las flores no son por ti. Confórmate con ser mi trono un día. Los que hoy me vitorean mañana pedirán mi muerte. Tú sé fiel y también estarás conmigo en el Paraíso.

No sé de qué os extrañáis; el Salmo 35 dice que Dios salvará a los hombres y a los borricos.

sábado, 27 de marzo de 2010

Si los cristianos se dieran cuenta....

Por su especial interés incluyo hoy en mi globo una “carta al director” firmada por Marcello Pera y publicada en "Il Corriere della Sera" el 17 de marzo pasado. Pera es Senador de la República Italiana y profesor de filosofía. No es católico; fue presidente del Senado italiano y ha escrito diversos libros sobre la identidad cristiana de Europa.

La traducción es mala. Me propongo retocarla a fondo cuando tenga un poco de tiempo. En todo caso aquí esta el texto original. Si tuviese que quedarme con una frase, elegiría ésta:

""Esta guerra contra el cristianismo no sería tan peligrosa si los cristianos la advirtiesen."


Una agresión al Papa y a la democracia

Estimado director:

La cuestión de los sacerdotes pedófilos u homosexuales desencadenada últimamente en Alemania tiene como objetivo al Papa. Pero se cometería un grave error si se pensase que el golpe no irá más allá, dada la enormidad temeraria de la iniciativa. Y se cometería un error aún más grave si se sostuviese que la cuestión finalmente se cerrará pronto como tantas otras similares. No es así. Está en curso una guerra. No precisamente contra la persona del Papa ya que, en este terreno, es imposible. Benedicto XVI ha sido convertido en invulnerable por su imagen, por su serenidad, su claridad, firmeza y doctrina. Basta su sonrisa mansa para desbaratar un ejército de adversarios.

No, la guerra es entre el laicismo y el cristianismo. Los laicistas saben bien que, si una mancha de fango llegase a la sotana blanca, se ensuciaría la Iglesia, y si fuera ensuciada la Iglesia lo sería también la religión cristiana. Por esto, los laicistas acompañan su campaña con preguntas del tipo «¿quién más llevará a sus hijos a la Iglesia?», o también «¿quién más mandará a sus chicos a una escuela católica?», o aún también «¿quién hará curar a sus pequeños en un hospital o una clínica católica?».

Hace pocos días una laicista ha dejado escapar la intención. Ha escrito: «La entidad de la difusión del abuso sexual de niños de parte de sacerdotes socava la misma legitimidad de la Iglesia católica como garante de la educación de los más pequeños». No importa que esta sentencia carezca de pruebas, porque se esconde cuidadosamente «la entidad de la difusión»: ¿uno por ciento de sacerdotes pedófilos?, ¿diez por ciento?, ¿todos? No importa ni siquiera que la sentencia carezca de lógica: bastaría sustituir «sacerdotes» con «maestros», o con «políticos», o con «periodistas» para «socavar la legitimidad» de la escuela pública, del parlamento o de la prensa. Lo que importa es la insinuación, incluso a costa de lo grosero del argumento: los sacerdotes son pedófilos, por tanto la Iglesia no tiene ninguna autoridad moral, por ende la educación católica es peligrosa, luego el cristianismo es un engaño y un peligro.

Esta guerra del laicismo contra el cristianismo es una batalla campal. Se debe llevar la memoria al nazismo y al comunismo para encontrar una similar.

Cambian los medios, pero el fin es el mismo: hoy como ayer, lo que es necesario es ladestrucción de la religión. Entonces Europa, pagó a esta furia destructora, el precio de la propia libertad. Es increíble que, sobre todo Alemania, mientras se golpea continuamente el pecho por el recuerdo de aquel precio que ella infligió a toda Europa, hoy, que ha vuelto a ser democrática, olvide y no comprenda que la misma democracia se perdería si se aniquilase el cristianismo.

La destrucción de la religión comportó, en ese momento, la destrucción de la razón. Hoy no comportará el triunfo de la razón laicista, sino otra barbarie. En el plano ético, es la barbarie de quien asesina a un feto porque su vida dañaría la «salud psíquica» de la madre. De quien dice que un embrión es un «grumo de células» bueno para experimentos. De quien asesina a un anciano porque no tiene más una familia que lo cuide.

De quien acelera el final de un hijo porque ya no está consciente y es incurable. De quien piensa que «progenitor A» y «progenitor B» es lo mismo que «padre» y «madre». De quien sostiene que la fe es como el coxis, un órgano que ya no participa en la evolución porque el hombre no tiene más necesidad de la cola y se mantiene erguido por sí mismo.

O también, para considerar el lado político de la guerra de los laicistas al cristianismo, la barbarie será la destrucción de Europa. Porque, abatido el cristianismo, queda el multiculturalismo, que sostiene que cada grupo tiene derecho a la propia cultura. El relativismo, que piensa que cada cultura es tan buena como cualquier otra. El pacifismo que niega que existe el mal.

Esta guerra al cristianismo no sería tan peligrosa si los cristianos la advirtiesen. En cambio, muchos de ellos participan de esa incomprensión. Son aquellos teólogos frustrados por la supremacía intelectual de Benedicto XVI. Aquellos obispos equívocos que sostienen que entrar en compromisos con la modernidad es el mejor modo de actualizar el mensaje cristiano. Aquellos cardenales en crisis de fe que comienzan a insinuar que el celibato de los sacerdotes no es un dogma y que tal vez sería mejor volver a pensarlo. Aquellos intelectuales católicos apocados que piensan que existe una «cuestión femenina» dentro de la Iglesia y un problema no resuelto entre cristianismo y sexualidad. Aquellas conferencias episcopales que equivocan en el orden del día y, mientras auspician la política de las fronteras abiertas a todos, no tienen el coraje de denunciar las agresiones que los cristianos sufren y las humillaciones que son obligados a padecer por ser todos, indiscriminadamente, llevados al banco de los acusados. O también aquellos embajadores venidos del Este, que exhiben un ministro de exteriores homosexual mientras atacan al Papa sobre cada argumento ético, o aquellos nacidos en el Oeste, que piensan que el Occidente debe ser «laico», es decir, anticristiano.

La guerra de los laicistas continuará, entre otros motivos porque un Papa como Benedicto XVI, que sonríe pero no retrocede un milímetro, la alimenta. Pero si se comprende por qué no cambia, entonces se asume la situación y no se espera el próximo golpe. Quien se limita solamente a solidarizarse con él es uno que ha entrado en el huerto de los olivos de noche y a escondidas, o quizás es uno que no ha entendido para qué está allí.

Marcello Pera

El lobby laicista contra el Papa. El gran bulo del New York Times


Ayer, jueves 25 de marzo la agencia de noticias Zenit publicaba el siguiente artículo de Massimo Introvigne. Vale la pena leerlo y conservarlo.

La batalla continúa y es muy conveniente saber de dónde llegan los ataques. No podemos ni queremos disculpar a los pedófilos, pero los cristianos tenemos el derecho y el deber de defender a la Iglesia y al Papa.


Si hay un periódico que me viene a la mente cuando se habla de lobbies laicistas y anticatólicos, este es el New York Times. El 25 de marzo de 2010, el diario de Nueva York ha confirmado esta vocación suya con un increíble bulo relativo a Benedicto XVI y al cardenal secretario de Estado Tarcisio Bertone.

Según el diario en 1996 los cardenales Ratzinger y Bertone habrían ocultado el caso, señalado a la Congregación para la Doctrina de la Fe por la archidiócesis de Milwaukee, relativo a un cura pedófilo, Lawrence Murphy. Increíblemente – tras años de precisiones y después de que el documento fue publicado y comentado ampliamente en medio mundo, desvelando las falsificaciones y los errores de traducción de los lobbies laicistas – el New York Times acusa aún a la instrucción Crimen sollicitationis de 1962 (en realidad, segunda edición de un texto de 1922) de haber actuado para impedir que el caso Murphy fuese llevado a la atención de las autoridades civiles.

Los hechos son un poco distintos. Alrededor de 1975 Murphy fue acusado de abusos particularmente graves y desagradables en un colegio para menores sordos. El caso fue inmediatamente denunciado a las autoridades civiles, que no encontraron pruebas suficientes para proceder contra Murphy. La Iglesia, en esta cuestión más severa que el Estado, continuó sin embargo con persistencia indagando sobre Murphy y, dado que sospechaba que fuese culpable, a limitar de diversos modos su ejercicio del ministerio, a pesar de que la denuncia contra él hubiese sido archivada por la magistratura correspondiente.

Veinte años después de los hechos, en 1995 – en un clima de fuertes polémicas sobre los casos de los “curas pedófilos” – la archidiócesis de Milwaukee consideró oportuno señalar el caso a la Congregación para la Doctrina de la Fe. El señalamiento era relativo a violaciones de la disciplina de la confesión, materia de competencia de la Congregación, y no tenía nada que ver con la investigación civil, que se había llevado a cabo y que había concluido veinte años antes. Se debe también observar que en los veinte años precedentes a 1995 no había habido ningún hecho nuevo, o una nueva acusación hacia Murphy. Los hechos de los que se discutía eran aún aquellos de 1975. La archidiócesis señaló también a Roma que Murphy estaba moribundo. La Congregación para la Doctrina de la Fe ciertamente no publicó documentos y declaraciones veinte años después de los hechos, sino que recomendó que se continuase limitando las actividades pastorales de Murphy y que se le pidiese que admitiera públicamente sus responsabilidades. Cuatro meses después de la intervención romana, Murphy murió.

Este nuevo ejemplo de periodismo basura confirma cómo funcionan los “pánicos morales”. Para enfangar a la persona del Santo Padre se remueva un episodio de hace treinta y cinco años, conocido y discutido por la prensa local ya a mitad de los años 70, cuya gestión – en cuanto era de su competencia y un cuarto de siglo después de los hechos – por parte de la Congregación para la Doctrina de la Fe, fue canónica y moralmente impecable, y mucho más severa que la de las autoridades estatales americanas. ¿De cuántos de estos “descubrimientos” tenemos aún necesidad para darnos cuenta de que el ataque contra el Papa no tiene nada que ver con la defensa de las víctimas de los casos de pedofilia – ciertamente graves, inaceptables y criminales, como Benedicto XVI ha recordado con tanta severidad – sino que intenta desacreditar a un Pontífice y a una Iglesia que molestan a los lobbies por su eficaz acción de defensa de la vida y de la familia?

[Traducción del italiano por Inma Álvarez]

viernes, 26 de marzo de 2010

"Operación" salida


Las calles de Madrid se han librado ya de los autobuses escolares, y el tráfico fluye bien de madrugada. Dentro de unas horas oiremos el rugido de millones de automóviles y subirá la gasolina para celebrar el éxodo. Es la “operación salida” que, según dice la DGT, comienza a las tres en punto de la tarde.

¿Operación? ¿Significa eso que hay que estar calentando motores hasta que suene el pistoletazo de los guardianes del tráfago? No me gusta mucho esa palabra. También yo me iré de Madrid dentro de unos días y si me entero que formo parte de una “operación” seguro que me deprimo. Prefiero volar por libre como los pájaros que ya llegan en oleadas desde África para pasar con nosotros la primavera y el verano.

Estaré en Riaza hasta el domingo de resurrección. Predicaré un curso de retiro, celebraré los oficios de la Semana Santa y espero tener tiempo para asomarme a la ermita de Nuestra Señora de Hontanares. También al hayedo de Riofrío y al puerto de la Quesera. No quiero que me echen de menos las aves.

Pero faltan aún tres días para mi éxodo particular. Acaban de cerrar el cole y ya lo echo de menos. Tanto, que he empezado a contar los días que faltan para el regreso. No os extrañe pues que escriba así, con la pluma cargada de melancolía.

Hoy celebran su santo las Lolas a pesar de que el Viernes de Dolores se haya escapado a septiembre y ya ni siquiera sea viernes.

jueves, 25 de marzo de 2010

Padre, perdónalos porque no saben lo que hacen

Juan Pablo II y Ali-Agca
No ha habido jamás un perdón tan universal y saludable como el que floreció en el Calvario. Por eso ofende tanto la Cruz a los sembradores de odios y a los ideólogos del rencor.


miércoles, 24 de marzo de 2010

El globo de A.S. se ha desinflado

  1. El globo abatido
Estuvo en la UVI unos días. Entre todos tratamos de convencer a su autor de que lo mantuviera con vida. Podía haberlo dejado en la red flotando sin rumbo durante una temporada o incluso hibernarlo en espera de mejores tiempos; pero don Alfonso ha pinchado su globo pulsando la tecla fatídica y los supermicrovídeos han desaparecido definitivamente

Hay una buena noticia: el departamento de medios audiovisuales de "Pensar por libre" ha entrado en conversaciones con don Alfonso. Heinz Kloster, gerente de esta división, se muestra convencido de que la negociación llegará a buen puerto en los próximos días: "le hemos hecho una oferta que no podrá rechazar", ha declarado.

Todo parece indicar que Alfonso Sanz creará y dirigirá una sección de microvídeos en este globo.



El cilindro de hielo.

A vista de Google
He vuelto a Atocha y me he detenido otra vez junto al cilindro de cristal que recuerda el atentado del 11 de marzo de 2004. De nuevo, igual que el día de su inauguración, he sentido que el corazón se me congelaba frente a ese bloque de hielo.

Me ha resultado difícil rezar un responso. El monumento está clavado en un islote, entre automóviles que lo rodean por todas partes, sin acceso alguno para los peatones. Se me antoja un bunker lejano y frío cerrado a la esperanza y al perdón.

Explicaron entonces que las víctimas profesaban distintas religiones, y, por lo visto, no encontraron mejor forma de reflejar esa suma de creencias que expulsando Dios del lugar de la tragedia. Ni una cruz, ni un signo que exprese la dimensión espiritual del hombre y su fe en el más allá.

¡Ah, sí! El arte es un lenguaje que algunas veces consigue transmitir lo que se propone. Yo buscaba un ámbito de paz para rezar por los vivos y por los difuntos, pero ese monolito sólo ha conseguido hacerme revivir los alaridos de dolor y rabia que creía olvidados. Y he sentido el escalofrío del pánico que cubrió la ciudad entera como un manto de niebla, y el odio que lo impregnó todo.

¡Maldito monumento! Escribo lo que pienso y siento. No quiero un recuerdo de hielo para las víctimas. La música de Paul Casals, que sonó en presencia de los reyes y de las autoridades fue sólo un bellísimo lamento, un grito que certificaba la victoria de los sembradores del terror.

Necesitamos la cruz para ganar esta batalla. ¡Cómo la echo de menos! Sólo con Cristo seremos capaces de perdonar y de vencer.

martes, 23 de marzo de 2010

Mirar a los pájaros

Os invito a descubrir a Carlos Cotelo y sus gemidos audivisuales. Yo entro con frecuencia en su blog de vídeos. Hoy quiero que veáis éste, muy apropiado para la primavera que ha llegado con tanto ímpetu.

El puma (o lo que sea) y el oso.

Creo que es el mejor vídeo que he visto en Internet. Tiene la tensión de una película de miedo, la belleza de un gran reportaje y un gran final.

José Ignacio, desde Bilbao, se lo envió a Manolo, que lo recibió en Puerto Rico, y desde allí ha vuelto a Madrid. Todo, en unos pocos minutos.

Ponedlo en pantalla completa.

De una conversación en el cole.





—Entonces
..., eres un poco rencorosa, ¿no?
—No, pero el que me la hace la paga.
—Ah.

lunes, 22 de marzo de 2010

Pánico moral

Rafael Navarro-Valls, catedrático de Derecho en la Universidad Complutense y Académico de número de la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación, publica hoy en "el Mundo" este artículo.
Lo reproduzco entero, a pesar de que es largo. Os aconsejo que lo imprimáis para leerlo y meditarlo con calma sobre el papel.

Un tribunal de la Haya decidió en julio de 2006 que el partido pedófilo Diversidad, Libertad y Amor Fraternal ( PNVD, siglas holandesas) , “ no puede ser prohibido, ya que tiene el mismo derecho a existir que cualquier otra formación”. Los objetivos de este partido político eran: reducir la edad de consentimiento (12 años) para mantener relaciones sexuales, legalizar la pornografía infantil, respaldar la emisión de porno duro en horario diurno de televisión y autorizar la zoofilia. El partido acaba de disolverse esta misma semana. Al parecer, ha contribuido decisivamente la “dura campaña” lanzada desde todos los frentes, internet incluido, por el sacerdote católico F.Di Noto, implacable en la lucha contra la pedofilia.

Esta buena noticia - cuyo protagonista es un sacerdote católico - coincide con otra mala, protagonizada también por sacerdotes de esta confesión. Me refiero a la tempestad mediática desatada por abusos sexuales de algunos clérigos sobre menores de edad. Estos son los datos: 3.000 casos de sacerdotes diocesanos involucrados en delitos cometidos en los últimos cincuenta años, aunque no todos declarados culpables por sentencia condenatoria. Según Charles J. Sicluna – algo así como el fiscal general del organismo de la Santa Sede encargado de estos delitos - : “ el 60% de estos casos son de ‘efebofilia’, o sea de atracción sexual por adolescentes del mismo sexo; el 30% son de relaciones heterosexuales, y el 10%, de actos de pederastia verdadera y propia, esto es, por atracción sexual hacia niños impúberes. Estos últimos, son unos trescientos. Son siempre demasiados, pero hay que reconocer que el fenómeno no está tan difundido como se dice”.

Efectivamente, si se tiene en cuenta que hoy existen unos 500.000 sacerdotes diocesanos y religiosos, esos datos –sin dejar de ser tristes, - suponen un tanto por ciento no superior al 0.6%. El trabajo científico más sólido que conozco de autor no católico es el del profesor Philip Jenkins, Pedophiles and Priest, Anatomy of a Contemporary Crisis ( Oxford University Press). Su tesis es que la proporción de clérigos con problemas de desorden sexual es menor en la Iglesia Católica que en otras confesiones. Y, sobre todo, mucho menor que en otros modelos institucionales de convivencia organizada. Si en la Iglesia Católica pueden ahora resaltar más - y antes- es por la centralización eclesiástica de Roma, que permite recoger información, contabilizar y conocer los problemas con más inmediatez que en otras instituciones y organizaciones, confesionales o no. Hay dos ejemplos recientes que confirman los análisis de Jenkins. Los datos que acaban de facilitar las autoridades austríacas indican que, en un mismo período de tiempo, los casos de abusos sexuales señalados en instituciones vinculadas a la Iglesia han sido 17, mientras que en otros ambientes eran 510. Según un informe publicado por Luigi Accatoli ( un clásico del Corriere della Sera) , de los 210.000 casos de abusos sexuales registrados en Alemania desde 1995, solamente 94 corresponden a personas e instituciones de la Iglesia católica. Eso supone un 0,045% .

Me da la impresión de que se está generando un clima artificial de “pánico moral”, al que no es ajeno cierta pandemia mediática o literaria centrada en las “desviaciones sexuales del clero”, convertidas en una suerte de pantano moral. Nada nuevo, por otra parte, pero que ahora alcanza cotas desproporcionadas, al conocerse hace unos días los casos ocurridos en Alemania, Austria y Holanda. La campaña recuerda las leyendas negras sobre el tema en la Europa Medieval, la Inglaterra de los Tudor, la Francia revolucionaria o la Alemania nacional-socialista. Coincido con Jenkins cuando observa : “ el poder propagandístico permanente de la cuestión pedófila fue uno de los medios de propaganda y acoso utilizados por los políticos, en su intento de romper el poder de la Iglesia católica alemana, especialmente en el ámbito de la educación y servicios sociales”. Esta idea es ilustrativa, si se piensa en aquel comentario de Himmler : “ nadie sabe muy bien lo que ocurre tras los muros de los monasterios y en las filas de la comunidad de Roma…" Hoy también se mezcla la información de datos y hechos con insinuaciones y equívocos provocados. Al final, la impresión es que la única culpable de esa triste situación es la Iglesia católica y su moral sexual.

Dicho esto, es evidente que el problema tiene la gravedad suficiente para abordarlo sin oblicuidades. Vayamos a sus causas. Debo reconocer que me llamó la atención el énfasis que Benedicto XVI puso en la reiterada condena de estos abusos en su viaje a Estados Unidos. Los analistas esperaban, desde luego, alguna referencia al tema. Pero sorprendió que por cuatro veces aludiera a estos escándalos. Y es que, en realidad, esta cuestión hunde sus raíces en los años sesenta y setenta, pero estalla a principios del nuevo milenio con sus repercusiones patrimoniales y de reparación para las víctimas. Algo, pensaba yo, que pertenece al pasado. A un pasado que coincidió con la llamarada de la revolución sexual de los sesenta. Por entonces se descubrió, entre otras filias y fobias, la “novedad” de la pedofilia, apuntando, entre otros objetivos, a la demolición de las “murallas” levantadas para impedir el contacto erótico entre adultos y menores. ¿Quién no recuerda – en torno a aquellos años - a Mrs Robinson y a Lolita…? Si se hurga un poco comprobaremos que algunos de los más inflexibles “moralistas” actuales, fueron apóstoles activos de la liberación sexual de los sesenta/setenta.

Esta revolución ha marcado a una cultura y a su época, dejando una profunda huella, que contagió también a ciertos ambientes clericales. Así, algunas Universidades católicas de América y Europa desarrollaron enseñanzas con una concepción equívoca de la sexualidad humana y de la teología moral. Al igual que toda una generación, algunos de los seminaristas no fueron inmunes y actuaron luego de modo indigno. Contra esa podredumbre se enfrentó decididamente Juan Pablo II, cancelando el permiso de enseñar en esas Universidades a algunos docentes, entre ellos a Charles Curran, exponente cualificado de aquella corriente.

Benedicto XVI, no obstante las raíces antiguas del problema, decidió actuar con tolerancia cero en algo que mancha el honor del sacerdocio y la integridad de las víctimas. De ahí sus reiteradas referencias al tema en Estados Unidos y su rápida reacción convocando a Roma a los responsables, cuando el problema estalló en algunas diócesis irlandesas. De hecho acaba de hacerse pública una dura carta a la Iglesia en Irlanda donde el Papa viene a llamar “traidores” a los culpables de los abusos y anuncia, entre otras medidas, una rigurosa inspección en diócesis, seminarios y organizaciones religiosas. Resulta sarcástico el intento de involucrarle ahora en escándalos sexuales de algún sacerdote de la diócesis que regentó hace años el arzobispo Ratzinger. Sobre todo si se piensa que fue precisamente el cardenal Ratzinger quien, como prefecto de la Congregación de la Doctrina de la Fe, firmó el 18 de mayo de 2001 la circular De delictis gravioribus' (“crímenes más graves”) con duras medidas ejecutivas contra esos comportamientos. El propio hecho de reservar a la Santa Sede juzgar los casos de pedofilia (junto con los atentados contra los sacramentos de la Eucaristía y la Confesión) subraya la gravedad que les confiere, así como el propósito de que el juicio no aparezca “condicionado” por otras instancias locales, potencialmente más influenciables.

Desde luego, en todas partes cuecen habas. Nigel Hamilton ha escrito sobre la presidencia de EE.UU: “En la Casa Blanca hemos tenido a violadores, mariposones, y, para decirlo suavemente, personas con preferencias sexuales poco habituales. Hemos tenido asesinos, esclavistas, estafadores, alcohólicos, ludópatas y adictos de todo tipo. Cuando un amigo le preguntó al presidente Kennedy por qué permitía que su lujuria interfiriese en la seguridad nacional, respondió: "No puedo evitarlo".

Ante el problema, la Iglesia es una de las pocas instituciones que no ha cerrado las ventanas ni atrancado las puertas hasta que pase la tormenta. No se ha acurrucado en sí misma “hasta que los bárbaros se retiren a los bosques”. Ha plantado cara al problema, ha endurecido su legislación, ha pedido perdón a las víctimas, las ha indemnizado y se ha tornado implacable con los agresores. Denunciemos los errores, desde luego, pero seamos justos con quienes sí quieren –a diferencia de Kennedy- evitarlos.

Rafael Navarro-Valls



Los lunes, publicidad

Y ahora, un precioso spot vietnamita que recuerda a los clásicos de “El Almendro” en España.

Este anuncio de Knorr quiere comunicar que sus sopas están hechas al estilo tradicional con todo el amor y cariño que las madres siempre ponen en las comidas. Se centra en el Año Nuevo Lunar (Tet) que en algunos países asiáticos es costumbre celebrarlo alrededor de una comida tradicional, con toda la familia reunida. El hijo, que estudia fuera de casa, es echado de menos en estos momentos y la madre decide enviarle una postal para intentar que vuelva a casa para las fiestas.




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Los lunes..., Benedicto XVI

Los chicos de "Mendaur" con una pizarra y un rotulador, explican quién es Benedicto XVI y, de paso, hacen propaganda del congreso Univ 2010, que está a punto de empezar en Roma

domingo, 21 de marzo de 2010

La Iglesia en Irlanda



Os invito a leer y meditar la carta de Benedicto XVI a los católicos de Irlanda. El Papa expresa su consternación ante los abusos sexuales de jóvenes por parte de representantes de la Iglesia, y por la forma en que los afrontaron los obispos y superiores religiosos aquel país. La carta se leerá íntegramente en todas las iglesias de Irlanda.

El Santo Padre habla de su cercanía en la oración a toda la comunidad católica irlandesa en este momento doloroso y sugiere un camino de curación, renovación y reparación.
Por último nos invita a todos a pedir perdón y rezar por aquella tierra, Ésta es la oración del Papa:

Dios de nuestros padres,
renuévanos en la fe que es nuestra vida y salvación,
en la esperanza que promete el perdón y la renovación interior,
en la caridad que purifica y abre nuestros corazones
en tu amor, y a través de ti en el amor de todos nuestros hermanos y hermanas.

Señor Jesucristo,
Que la Iglesia en Irlanda renueve su compromiso milenario
en la formación de nuestros jóvenes en el camino de la verdad, la bondad, la santidad y el servicio generoso a la sociedad.
Espíritu Santo, consolador, defensor y guía,
inspira una nueva primavera de santidad y entrega apostólica
para la Iglesia en Irlanda.
Que nuestro dolor y nuestras lágrimas,
nuestro sincero esfuerzo para enderezar los errores del pasado
y nuestro firme propósito de enmienda,
den una cosecha abundante de gracia
para la profundización de la fe
en nuestras familias, parroquias, escuelas y asociaciones,
para el progreso espiritual de la sociedad irlandesa,
y el crecimiento de la caridad. la justicia, la alegría y la paz en toda la familia humana.

A ti, Trinidad,
con plena confianza en la protección de María,
Reina de Irlanda, Madre nuestra,
y de San Patricio, Santa Brígida y todos los santos,
nos confiamos nosotros mismos, nuestros hijos,
y confiamos las necesidades de la Iglesia en Irlanda.

Elogio de la errata (IV)

Parece ser que a la tercera fue la vencida. El piloto consiguió, por fin destrozar el aparato


Una fractura peligrosa



Cuidaos de las embestidas regias.

Seguiremos mañana

sábado, 20 de marzo de 2010

Elogio de la errata (III)

También hay erratas orales, como las que aparecen en este celebérrimo monólogo de Les Luthiers. Esta mañana he vuelto a reírme a carcajadas al verlo y oírlo de nuevo. Pascalle, una comentarista habitual de este globo, lo interpreta con gran maestría.





Elogio de la errata (II)


Ampliad
las fotos y veréis qué maravillosas erratas nos depara la vida

I. ¿Quién no ha padecido una hernia fiscal?




II: ¿Y una guerra intestinal?




III. Lo de los decapitados no me lo acabo de creer.


Gracias, Eva, por regalar estas joyas a Kloster. Mañana, más.

viernes, 19 de marzo de 2010

La irreverencia que mola

Me dice Jaime que son sólo pequeñas irreverencias de moda, que incluso tienen gracia si se emplean oportunamente. Luego me amonesta: "parece mentira, con el sentido del humor que tú tienes, no sé por qué te enfadas, etc."

Todo viene a propósito de lo que ha escrito un ingenioso visitante de mi globo como comentario a no sé qué. ¿De dónde ha salido esa bobada irreverente que todo el mundo repite, desde las folclóricas a los políticos, pasando por los futbolistas?

-¿De qué hablas?

-De dos palabras "ni Dios". Ni Dios es capaz de esto o de lo otro; ni Dios arregla la crisis; ni Dios calla a Chavez... Mi lector utilizaba esas dos sílabas en un contexto especialmente provocador. Por lo demás el resto del comentario carecía de interés:

-¿Cómo lo sabes? ¡Lo has eliminado en dos segundo. No te ha dado tiempo a leerlo!

-En efecto. Lo he rechazado por el olor. Apestaba.

19 de marzo


He venido de nuevo a Molinoviejo y, aunque son las 6 de la mañana, ya he empezado a celebrar la fiesta...
del hombre en quien Dios confió;
el que enamoró a María;
el que se enamoró de ella;
el que nunca dijo que no a su Dios;
el que soñaba con ángeles;
el más silencioso;
el más eficaz;
el que gobernó la casa del Verbo Encarnado;
el que dio nombre al Mesías;
el que adoptó como hijo a su Creador;
el yerno de San Joaquín y Santa Ana;
el que no hizo milagros;
el patrón de los obreros y de las pymes;
el que tuvo en sus brazos al Omnipotente;
el que le cambió los pañales;
el que le hizo una cuna y un sonajero;
el que le dio un oficio;
el que sigue mandando en el Cielo como mandó en la tierra,
por los siglos de los siglos.

jueves, 18 de marzo de 2010

Diálogos urbanos


En la calle Ayala oigo una voz enérgica y tonante a pocos centímetros de mi nuca:

—¡Padre, perdone!

Me doy la vuelta y veo a un desconocido de unos cuarenta años que me apunta con el dedo índice.

—¡No dispares! —respondo con las manos en alto—.

—Perdone, perdone… Es que soy un poco así… Pero aquí somos católicos.

Hace una pausa y reanuda el discurso:

—Quiero que me responda a una duda: si seguimos con este gobierno, la Iglesia se acaba en cuatro años…

—Ya. ¿Y dónde está la duda?

—A ver qué dice usted…

—Bueno, pues yo digo que no lo consiguió Nerón, ni la invasión de los bárbaros, ni los moros, ni Lenin… Ni siquiera nosotros, que somos un desastre, hemos sido capaces de destruirla…

Mi interlocutor frunce el ceño en actitud reflexiva:

—Claro, vistas las cosas así…

miércoles, 17 de marzo de 2010

Otro poemario de Rocío

Lo había anunciado en su blog. Incluso temió parecerse a aquel Umbral que no paraba de hablar de su libro. Pero es fantástico contemplar la mirada ilusionada de Rocío mientras recita uno de sus poemas.

Hoy está feliz porque el diario "La Rioja" da noticia del hecho. "Mirar al fuego" se titula el poemario. Lo edita "Pretextos" y lo devoraré en cuanto llegue a mis manos. Enhorabuena, poeta. Te digo lo mismo que dijo el Rey a Fernando Alonso a punto de comenzar la última carrera:

-Te espero en el podio.

Elogio de la errata (I)

Cuenta la leyenda que un anciano monje japonés pidió a su discípulo predilecto que arreglara el jardín del templo. Como todo el mundo sabe, los jardines japoneses nada tienen que ver con los occidentales; están cargados de simbolismo y cada detalle, cada planta, cada roca, cada riachuelo tiene un significado concreto.

Pues bien, el discípulo hizo lo que le pedía el maestro, pero éste no se mostró satisfecho:

–Aún falta algo –le dijo–.

Por tres veces trató el joven alumno de mejorar el jardín sin conseguir la aprobación del anciano. Hasta que, por fin, se rindió:

–Maestro, no logro saber qué es lo que falta. He cuidado cada uno de los detalles y no soy capaz de hacer más.

Entonces el maestro se inclinó, tomó una hojas secas de arce y las lanzó descuidadamente sobre el jardín.

–Ahora está bien –concluyó–.

martes, 16 de marzo de 2010

Erratas

Otra vez un amable comentarista me censura una errata. Ayer fue una falta gorda de ortografía; anteayer, un acento de más o de menos.

Cuando comencé con el globo me daba mucha vergüenza que me pillaran en tantos errores. Ahora casi me alegra. Seguiré dando las gracias cuando los señalen con el dedo, pero no los corregiré. La errata es parte de nuestra tradición. Las viejas lápidas griegas y romanas abundan en deslices clamorosos y a nadie se le ocurre meter el cincel. Quede para la posteridad el testimonio de que somos humanos.

Ya lo dice el lema de este globo: aliquando bonus dormitat Homerus. Homero de vez en cuando dormita. Y sus ronquidos son atronadores.

Pesadillas telefónicas (y III)

Este teléfono no era gran cosa, pero resultaba más humano
—Servicio de atención al cliente de Cutrefón. Éste es un servicio automático que…

—¡Una operadora!, por favor.

—…si quiere saber su saldo marque 3, si desea conocer los puntos…

Al borde mismo de la histeria, insisto:

—¡Por favor lo que quiero es una voz humana!

—Mi nombre es Luis, ¿en qué puedo ayudarle?

Vuelvo a explicar lo que conté a Estefanía, a Valeria, al servicio técnico y al mundo entero por medio del globo. Luis me pide un dato:

—¿Me dice el número de su modem?, por favor.

Se lo doy y me identifica:

—¿Es usted Enrique Monasterio…?

—En efecto.

Me solicita el número del DNI y añade:

—El pin de ese modem es 1176.

—Muchas gracias. Y ahora ¿puede explicarme por qué ha sido todo tan complicado?

—Es que estas chicas no saben nada.

Noto un cierto tonillo machista en la afirmación; pero hoy no me siento con ganas de defender al siempre eficiente sexo femenino.

Unas horas más tarde recibo una llamada de cutrefón. Me preguntan si me encuentro satisfecho con la atención que he recibido. Respondo con ejemplar mansedumbre que ha sido una aventura emocionante, llena de peligros, pero que al fin he logrado mi objetivo. Noto un poco desconcertada a la chica del teléfono, pero no insiste.

lunes, 15 de marzo de 2010

Los supermicrovídeos, en stand bay


Don Alfonso Sanz ha cerrado con llave la puerta de sus "supermicrovídeos", uno de los blogs más brillantes de mi barrio. De ahora en adelante, sólo admitirá invitados con contraseña.

Yo he tratado de impedirselo:

-Alfonso, no seas insensato. Si cierras el quiosco o permites el acceso sólo a cuatro amigos, te quedarás sin clientela en pocas semanas.

Pero don Alfonso quiere tomar aire una temporada. Yo creo que volverá pronto. No será capaz de quedarse fuera de esta red poblada de locos, entre los que me cuento.

Los que no estéis de acuerdo con el cierre, quejaos aquí. Él suele subirse a mi globo todos los días y no tendrá más remedio que leeros. A lo mejor incluso responde.

Cuando al fin rectifique, anunciaré solemnemente su regreso y lo celebraremos con un ternero cebado como si se tratara del mismísimo hijo pródigo.



Los ladrones nos visitan


No es una noticia agradable, pero ya la conocen quinientos alumnos. Así que tampoco vale la pena disimular.

Esta mañana, al llegar al colegio, nos hemos llevado una buena sorpresa: unos ladrones bastante brutos han serrado los barrotes de un baño y han entrado a saco. Aparte de los daños materiales, no han podido robar casi nada. También forzaron la puerta de la capilla, pero se conoce que, al ver el altar, los candeleros, el Sagrario y todo lo demás, se han asustado y no han tocado nada.

Por lo demás, la mañana está llena de cosas buenas. Hemos celebrado tres actos penitenciales, se han confesado un montón de chicos y chicas, y en el libro de intenciones para la Santa Misa, una alumna ha escrito: "por los ladrones que han entrado en el colegio; para que Dios les guíe por el buen camino".

Yo espero que ese "buen camino" pase por chirona.

Los lunes, publicidad

Este anuncio triunfa en Internet desde hace algunas semanas.

Se trata de una publicidad falsa de 90 segundos, producida por el director de cine británico John Nolan como puro divertimento. Muestra a un ratón que no puede resistirse ante el aroma del queso Cheddar de Nolan y cae en una trampa; pero esto es sólo el principio.

Nolan utilizó un ratón vivo para los primeros segundos de grabación. Para el resto empleó un robot cubierto de silicona. Así lo explica en su página Web.

El vídeo ha recibido más de 750.000 visitas sólo en YouTube.



domingo, 14 de marzo de 2010

Pesadillas telefónicas (II)


—Servicio de atención al cliente de Cutrefón. Le habla la misma maquinita de ayer. Si está interesado en nuestra oferta “habla hasta quedarte afónico que nosotros te pagamos el otorrino”, marque 1…

Un minuto después, suplico al aparatito:

—Porfa, que se ponga una operadora.

Y todo sucede con insólita rapidez.

—Mi nombre es Valeria —responde una voz con acento del Río de la Plata—, ¿en qué puedo ayudarle?

—Hola, Valeria. Mira tengo un problema con el modem de cutrefón, ése que se pincha en el portátil para entrar en Internet en cualquier sitio, ¿sabes?

—Ya, ¿y cuál es su problema exactamente?

—Que he perdido el pin. O sea que, cuando meto el aparatito en el puerto USB, aparece un cuadro en la pantalla en el que me piden un código de 4 números; o sea un pin. Y no sé qué poner.

—Mire, le comento. Para resolver ese conflicto, necesitamos que usted nos llame desde el modem mismo. Como eso obviamente no es posible, tendría que sacar la tarjeta SIM del modem e instalarla en su teléfono cutrefón. De esta forma podremos facilitarle toda la información que usted precisa… ¿sí?

—Mira, Valeria. Eso no es posible…

—¡Por supuesto que lo es!

—Es que, si meto la tarjeta en el teléfono, el teléfono me pedirá el pin para poder hacer llamadas. Y lo que necesito es precisamente ese pin.

—¡Es cierto! —Valeria lanza una alegre carcajada telefónica—. Mire; llame usted al 1144 y explíqueles el conflicto.

En el 1144, un empleado del servicio técnico de nombre ignoto, me escucha con atención y dice escuetamente:

—Le paso con el servicio de atención al cliente.

—Perdone, pero es que ya…

—Servicio de atención al cliente de Cutrefon… Si está interesado por nuestra oferta Habla hasta quedarte

Esta vez no cuelgo voluntariamente. Se me ha agotado la batería.

(Continuará)

Aborto libre y progresismo

No puede ser más actual este artículo que publicó Miguel Delibes en ABC hace apenas tres años. Me sugieren que lo reproduzca, y lo hago con mucho gusto.


En estos días en que tan frecuentes son las manifestaciones en favor del aborto libre, me ha llamado la atención un grito que, como una exigencia natural, coreaban las manifestantes: «Nosotras parimos, nosotras decidimos». En principio, la reclamación parece incontestable y así lo sería si lo parido fuese algo inanimado, algo que el día de mañana no pudiese, a su vez, objetar dicha exigencia, esto es, parte interesada, hoy muda, de tan importante decisión. La defensa de la vida suele basarse en todas partes en razones éticas, generalmente de moral religiosa, y lo que se discute en principio es si el feto es o no es un ser portador de derechos y deberes desde el instante de la concepción. Yo creo que esto puede llevarnos a argumentaciones bizantinas a favor y en contra, pero una cosa está clara: el óvulo fecundado es algo vivo, un proyecto de ser, con un código genético propio que con toda probabilidad llegará a serlo del todo si los que ya disponemos de razón no truncamos artificialmente el proceso de viabilidad. De aquí se deduce que el aborto no es matar (parece muy fuerte eso de calificar al abortista de asesino), sino interrumpir vida; no es lo mismo suprimir a una persona hecha y derecha que impedir que un embrión consume su desarrollo por las razones que sea. Lo importante, en este dilema, es que el feto aún carece de voz, pero, como proyecto de persona que es, parece natural que alguien tome su defensa, puesto que es la parte débil del litigio.

La socióloga americana Priscilla Conn, en un interesante ensayo, considera el aborto como un conflicto entre dos valores: santidad y libertad, pero tal vez no sea éste el punto de partida adecuado para plantear el problema. El término santidad parece incluir un componente religioso en la cuestión, pero desde el momento en que no se legisla únicamente para creyentes, convendría buscar otros argumentos ajenos a la noción de pecado. En lo concerniente a la libertad habrá que preguntarse en qué momento hay que reconocer al feto tal derecho y resolver entonces en nombre de qué libertad se le puede negar a un embrión la libertad de nacer. Las partidarias del aborto sin limitaciones piden en todo el mundo libertad para su cuerpo. Eso está muy bien y es de razón siempre que en su uso no haya perjuicio de tercero. Esa misma libertad es la que podría exigir el embrión si dispusiera de voz, aunque en un plano más modesto: la libertad de tener un cuerpo para poder disponer mañana de él con la misma libertad que hoy reclaman sus presuntas y reacias madres. Seguramente el derecho a tener un cuerpo debería ser el que encabezara el más elemental código de derechos humanos, en el que también se incluiría el derecho a disponer de él, pero, naturalmente, subordinándole al otro.

Y el caso es que el abortismo ha venido a incluirse entre los postulados de la moderna «progresía». En nuestro tiempo es casi inconcebible un progresista antiabortista. Para estos, todo aquel que se opone al aborto libre es un retrógrado, posición que, como suele decirse, deja a mucha gente, socialmente avanzada, con el culo al aire. Antaño, el progresismo respondía a un esquema muy simple: apoyar al débil, pacifismo y no violencia. Años después, el progresista añadió a este credo la defensa de la Naturaleza. Para el progresista, el débil era el obrero frente al patrono, el niño frente al adulto, el negro frente al blanco. Había que tomar partido por ellos. Para el progresista eran recusables la guerra, la energía nuclear, la pena de muerte, cualquier forma de violencia. En consecuencia, había que oponerse a la carrera de armamentos, a la bomba atómica y al patíbulo. El ideario progresista estaba claro y resultaba bastante sugestivo seguirlo. La vida era lo primero, lo que procedía era procurar mejorar su calidad para los desheredados e indefensos. Había, pues, tarea por delante. Pero surgió el problema del aborto, del aborto en cadena, libre, y con él la polémica sobre si el feto era o no persona, y, ante él, el progresismo vaciló. El embrión era vida, sí, pero no persona, mientras que la presunta madre lo era ya y con capacidad de decisión. No se pensó que la vida del feto estaba más desprotegida que la del obrero o la del negro, quizá porque el embrión carecía de voz y voto, y políticamente era irrelevante. Entonces se empezó a ceder en unos principios que parecían inmutables: la protección del débil y la no violencia. Contra el embrión, una vida desamparada e inerme, podía atentarse impunemente. Nada importaba su debilidad si su eliminación se efectuaba mediante una violencia indolora, científica y esterilizada. Los demás fetos callarían, no podían hacer manifestaciones callejeras, no podían protestar, eran aún más débiles que los más débiles cuyos derechos protegía el progresismo; nadie podía recurrir. Y ante un fenómeno semejante, algunos progresistas se dijeron: esto va contra mi ideología. Si el progresismo no es defender la vida, la más pequeña y menesterosa, contra la agresión social, y precisamente en la era de los anticonceptivos, ¿qué pinto yo aquí? Porque para estos progresistas que aún defienden a los indefensos y rechazan cualquier forma de violencia, esto es, siguen acatando los viejos principios, la náusea se produce igualmente ante una explosión atómica, una cámara de gas o un quirófano esterilizado.

Miguel Delibes, 20-12-2007

sábado, 13 de marzo de 2010

Pesadillas telefónicas (1)


—Servicio de atención al cliente de Cutrefón. Le habla la maquinita de siempre. Si está interesado en nuestra oferta "habla hasta quedarte afónico”, marque 1. En caso contrario, marque 2 o diga “continuar”.

—Continuar.

—Entre las opciones más usadas por usted díganos cual desea elegir hoy: programa de puntos, recargar móvil, Cambiar de terminal con el superofertón cutrefón, consulta de saldo… Si se trata de otro asunto, explíquenos brevemente el objeto de su llamada.

—Grastrehksjeeassrta…!

—¿Puede repetir? No le he entendido.

—Grastrehksjeeassrta…!!

—Un momento; le paso con uno de nuestros operadores…. Ring, Ring… Buenos días, servicio de atención al cliente; le habla Estefanía. ¿En qué puedo ayudarle?

—Buenos días, señorita. Verá usted, tengo un modem portátil de cutrefón, de esos que se pinchan en el puerto USB del ordenador para conectarse a Internet…

—¿Que tiene usted un móvil cómo?

—Un móvil, no; un modem, m-o-d-e-m…

—Le he entendido. ¿Es un móvil nuestro?

—No, señorita, no me ha entendido. Quizá es que no he vocalizado bien. Un modem. M de Madrid, O de Orense, D de dinosaurio, E de Estefanía y M de Murcia.

—¿Un modem?

—Eso es… Y mi problema consiste en que…

Se oye un ruido al fondo y la voz lejana de Estefanía que dice:

—Oyes, Mari Cruz, ¿te suena “modem”?

Cuelgo el teléfono sin despedirme.

(Continuará)

En la muerte de Delibes

Castilla
La muerte es un momento delicado que los creyentes apuntalan con la fe. Yo también la apuntalo con mi fe, a pesar de todo...

(Miguel Delibes. Oído por la radio y tomado al vuelo por este globero)

viernes, 12 de marzo de 2010

La pluma perdida


Una pluma en el cielo

Al regresar a casa he encontrado una pluma de ave junto al ascensor. Sin duda es de una paloma. Yo, que soy de natural curioso, comienzo a hacerme preguntas: ¿qué hacía una paloma en el interior del vestíbulo de un edificio de diez plantas? ¿Se trata de la famosa paloma de Alberti, que se equivocó una vez más, creyó que el mar era el cielo y el vestíbulo su casa, o llegó cadáver hasta aquí? ¿Estaba muerta la paloma cuando perdió la pluma? Y si fuera así, ¿quién la mató? ¿Sufrió el pobre animal cuando le arrancaron la vida (o la pluma)? Tendré que preguntárselo a Mosterín, que es un filósofo animalista de Bilbao, un poco simplón, pero simpático, que siente una honda compasión por los toros bravos.

Con la pluma en la mano, tomo el ascensor rumbo al quinto piso. Ya en casa, me detengo a contemplar mi hallazgo. Busco en la estantería un libro sobre plumas y huevos de aves, y me reafirmo en la idea de que se trata de una pluma remera, es decir de las que el ave utiliza en las alas para sostenerse en el aire y volar en la buena dirección. Es de las grandes, de las necesarias para no perder el rumbo. Parece arrancada a posta. Me pregunto por el móvil del asesinato (ya he decidido que se trata de un columbicidio), y en vista de que carezco de datos para seguir investigando, me dedico a la pura contemplación de la pluma.

Hace muchos años una niña de “Aldeafuente” me regaló una pluma preciosa de avestruz. Yo la llevé a clase y hablé de la existencia de Dios. La pluma me pareció entonces un excelente punto de partida: en ella se refleja toda la sabiduría del Creador y también su gusto por derramar su belleza en las criaturas.

La pluma de paloma es más modesta, pero, aun así, sigue siendo una obra de arte y de ingeniería deslumbrante. Su estructura parece muy simple, pero, en el fondo, tiene una gran complejidad.

La parte central, conocida como raquis, es una especie de caña hueca tan rígida y ligera como se precisa para poder levantar el vuelo. La parte inferior del raquis es más ancha; se le suele llamar cálamo. Con tinta y cálamo Cervantes escribió el Quijote, y Shakespeare, Romeo y Julieta. Tendré que preguntar a Mosterín si valió la pena arrancársela a su propietaria.

Pero vamos a lo nuestro. El cañón tiene un orificio denominado ombligo inferior que es por donde la pluma se alimenta mientras crece. El cañón es hueco, puesto que la pluma es una estructura muerta, y una vez que ha terminado de crecer, los vasos sanguíneos que la alimentaban se retiran y queda el espacio vacío.

Ahora tendríamos que hablar del vexilo, de las bárbulas y barbas con sus ganchillos, que crean un tejido ligerísimo y resistente, capaz de soportar cargas muy pesadas y de hacer que el ave planee. Y deberíamos hacer referencia a los distintos tipos de plumas y plumones, cada uno con su función propia, que crean un abrigo natural útil para el frío y para el calor del verano. El hombre no ha conseguido crear nada parecido. Y bien que lo ha intentado.

Contemplo su color blanco azulado, discreto pero elegante, y su línea esbelta, diseñada por un Maestro. Y recuerdo bien lo que dije a mis alumnas hace ya tantos años; que, al hablar de la existencia de Dios, casi siempre miramos al universo, a las galaxias que parecen no tener fin, a la armonía de un mundo que nos sobrecoge con su grandeza. Pero quizá deberíamos aprender a contemplar también lo infinitamente pequeño, los microcosmos que nos rodean, donde la gloria de Dios se manifiesta de forma igualmente grandiosa: hablo de la belleza de una flor, de la complejidad y sencillez de cualquier organismo vivo, de las melodías que crea la brisa en bosque, o del átomo.

Pedí entonces a las alumnas que sugirieran otros ejemplos. Hubo muchos más. Alguien habló, incluso, de la mirada dulce de una vaca. Allí terminó la clase.

Dejo la pluma sobre la mesa y me dispongo a escribir este artículo, Aún debo resolver la cuestión principal: quién fue el asesino de la paloma.